3/27/2007

El día en que dejé de ser yo para convertirme en su groupie ("una tarde con Santiago")

Con los nervios de punta, así se siente una cuando se tiene una cita con un escritor famoso. La noche anterior ni siquiera pude pegar pestaña pensando qué le iba a decir. Rogaba por que no me hablara de política.... ni de literatura, aunque para eso estábamos. ¿Qué le iba a decir entonces?
El lunes desperté como siempre; 7:00 am, dos horas en el baño, una de casa al tren, la clase de literatura, luego la de arte y wooshh se me fue el tiempo. A las dos mi cita con Santiago, es decir con Mayra, que me lo iba a presentar. El problema es que todavía quedaba una hora antes del encuentro. Como era de esperarse traía su libro conmigo... jamás me presentaría sin haberlo leído antes. En esa hora lo deboré completo. Ummmm bueno no, la mitad nada más, confieso. Cada dos minutos miraba mi celular para saber la hora, pero el tiempo pasaba lento. ¡Qué ansiedad! En esos sesenta minutos leí, caminé, busqué el consuelo de mis semejantes y rompí el record de miradas al celular, hasta que por fin se hicieron las menos diez.
Entro al lugar del encuentro, La Tertulia, y lo primero que veo: Mayra Santos, ¡yes! Ella se alegró al verme y vi en su cara un gesto de alivio. Quizás pensaba que ninguno de sus estudiantes vendríamos a ver a su gran amigo Santiago Roncagliolo, ganador más joven del premio de la editorial Alfaguara. Ver a Mayra fue como ver ayuda celestial, le conté lo nerviosa que estaba.
"¡No seas pendeja!"-me dijo- "Él es un tipo bien chevere, ya verás."
Así que me tranquilizé. Y noté que poco a poco iban llegando mis compañeros. Yo no era la única que venía a conocerlo, ellos también. Me puse a hablar de libros con una de ellos hasta que llegó él.
Lo supe por que escuché a Mayra gritar "¡Ya llegó!" desde la otra esquina. Sentí que los músculos se me comprimían, primero los de la cara, y no quize voltearme a verlo. Desde ahí, muy cerca de él, escuché su voz. Ese acento extranjero, que nada tenía que ver con los peruanos que se ven en "Laura en America", me devolvió el nerviosismo que antes tenía. Se escuchaba como un tipo normal, pero aún así era él... no me pude voltear a verle.
Cuando sentí que ya se iba y su voz se alejaba, fue que entonces reaccioné y me fui a sentar a donde se llevaría a cabo la presentación de su libro: Abril Rojo (buenísimo de hecho). El resto de l que pasó ahí lo pueden ver en las noticias, y si no pues se lo perdieron....
Lo que quería contar pasó después de la presentación, cuando me atreví a hablarle para que firmara mi libro.
Yo me ví allí parada frente a él, Mayra muy cerca, y él mirándome interesado en lo que le iba a decir. En ese momento pasaron por mi mente todas las conversaciones que había planeado la noche anterior... ninguna surgió. Me sacó de mis pensamientos la voz de Mayra que gritaba: "¡Santiago, cuidado con esa mujer que ella es tu groupie!"
¡Qué vergüenza! Me muero, pensé. Ahí sentí la posesión de algún espíritu maligno, que me hizo escupirle en la cara sin respirar "¡Hola Santiago, soy estudiante de Mayra y soy tu groupie!"
¡Queeeeeeeeeeeeeeeeé! ¿¿¿Y eso que fue??? Esa no era yo, ¡no!, yo no hablo así. Lo vi reir, me preguntó mi nombre y no me quedó nada más que felicitarlo por su premio y hablar de su blog. Eso para que viera que lo había leído y que podía decir más cosas que "soy tu groupie".
Me fui corriendo de allí en cuanto me firmó el libro, no podía con la vergüenza. La primera vez (bueno en realidad la segunda, después de todo Mayra también cuenta) que conozco a un escritor famoso y no puedo sostener una verdadera conversación. Me odio.
Al salir de La Tertulia, una de las que conmigo estaba me pidió ver lo que me había escrito Santiago en mi libro. Todavía no se me había ocurrido mirar lo que escribió. La escuché dar un grito de euforia. ¿Y eso?
Esto fue lo que me escribió:
Para Carla:
porque tu groupie soy yo,
Santiago.

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