Mostrando las entradas con la etiqueta crítica. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta crítica. Mostrar todas las entradas

4/02/2007

La publicidad en Puerto Rico

La publicidad de este país es una mierda. Cuando se trata de alguna producción barata extranjera o del patio ocupa todos los titulares de la prensa; en cambio cuando hay un evento tan importante como Circa 2007 tú ni te enteras.

Circa lleva dos años celebrándose en Puerto Rico y con ápróximadamente sesenta de las más influyentes galerías de arte contemporáneo en el mundo es la feria internacional de arte más importante del Caribe y América Central. A mí me tocó ir para reseñar el evento al igual que una centena de estudiantes de la Universidad de Puerto Rico (Recinto de Río Piedras obvio, las demás universidades del país ni se molestarían). La feria se llevó a cabo en el Centro de Convenciones de Puerto Rico, apenas inagurado hace unos años, que a primera vista es una espectacular obra arquitectónica que simula el movimiento de una ola. Como era de esperarse llegué en el siempre puntual (nótese el tono irónico) servicio de transportación pública del área metro; que de por cierto es el único en la isla y que me dejó esperando casi una hora por la bendita AMA.

Llegué al lugar rodeada de gringos, y no es que sea extraño aquí en Puerto Rico, pero me hubiese gustado más sentir el calor de mi gente. Los demás eran artistas plásticos tanto locales como internacionales, críticos del arte, comerciantes y compradores, periodistas y estudiantes que al igual que yo venían a reseñar. La buena promoción del evento logró que nadie que estuviera directamente relacionado con el arte andara por aquellos lares en calidad de simple espectador.

Una vez dentro se respiraba un ambiente de total exclusividad. La gente se intruducía en las galerías como si una fuerza desconocida los halara. Yo, después de dar una vista general desde la entrada, saqué una pluma y una pequeña libreta de cuero negro que había comprado esclusivamente para la ocasión el día anterior, por eso de hacerme la interesante. Y tomando nota de cada detalle que veía me dejé llevar. Allí encontré instalaciones, medios mixtos, pinturas en canvas y zinc, grabados, escultura, arte urbano y sobre todo mucha fotografía.

En Circa se presentaron aproximadamente 60 galerías de alrededor del mundo. Países como España, Inglaterra, México, Puerto Rico, Colombia, Alemania, Costa Rica y Estados Unidos fueron los más representados. Después de haber visto todas las galerías no me quedó más que concluir que "Puerto Rico lo hace mejor", como decía aquella campaña de turismo hace más de una década. ¡Quién me iba a decir a mí que después de todo la publicidad del país no había fallado! A Circa lo promocionaron con diez años de antelación...

De putas y voces raras

¡Qué de ojos! ¡Qué hermosura!
Voy a contaros la historia de la puta sin nombre; la que no tiene por quién suspirar ni quien suspire por ella. Se llamaba Clemente... ¡Ves, ya la he cagado!
(¡Qué va!, si al principio se perdona todo) ¿Pero quién habla? (Pues yo, que me llamo Clementina además! Ala! Continúa.)

Escribo por escribir... su vida, por supuesto, ¿qué más? A Clemente (¡Clementina!) le pegaron un tiro en la frente cuando caminaba por ahí sóla buscando el peso.
A su paso iba un señor de estos interesantes que te cruzan la mirada y se bajan el sombrero.
Era una de sus peores noches; el señor interesante se le acercaba por el lado. Ella lo tenia todo calculado. Ese día no había hecho ni una triste peseta , así que si éste no tenía intenciones de comerciar con ella, en el momento en que se le fuera más al frente lo atracaría por la espalda. A la pobre le salió todo a la inversa, y la gente ni se ha enterao, en fin, otra puta más.

Caminaba moviendo el cuerpo a ritmo lento y despacio; como si bailara un bolero a media loza. Le llegaba el pelo a la cintura, ¿era ella? ¡Qué más da! Tenía los ojos prendidos en candela, y la piel del color más extraño. Los párpados pintados de azul y los labios rojísimos,¡cómo las putas! Se dejaba calzar por cada cosa (Y tú harías lo mismo si supieras lo que es vivir a merced de otros, ¡Puta!).Unos días llevaba zapatos rojos de escuela; los favoritos del señor diputado... ¡cómo le gustaban las colegialas! Otras veces llevaba puesto unos tacones que le facilitaban mirar por encima de los postes (Pero que exagerada, si no eran tan altos.) Hoy, es decir ahora, llevaba los pies desnudos. Decía que quería caminar libre por primera vez. No le importaban los vidrios que perforaban su piel al caminar, ¡estaba descalza! (Claro, eso me costó que no me ganara ni un duro esa noche.)

¿Y esto por qué lo cuento? (No es muy importante) ¡Ah! ¡Claro! El señor de la mirada interesante. Pues sí, todavía camina por el mismo sitio. Cada vez más cerca. ¿Será un cliente?

Señorita. (¡Qué risa!) ¿No necesita alguien que la calze?
¡Qué dice! ¿Señorita yo? ¿A caso me cuestiona la experiencia?
Perdone usted. Es que la veo descalza.
Le vira la cara como si no fuese con ella y continúa caminando. Una cadera empuja la otra, levita en el aire y sus pies, repletos de vidrios, chocan como castañuelas.

(Siempre hay una voz y una puta al final del blog... ¿no lo han notado? Ya no sé qué escribir, sé que la historia se quedará así, inconclusa, para que ustedes la rellenen. Poco a poco se apaga mi voz, muy lentamente me voy quedando sin palabras. Perdon...)

3/27/2007

De lo blanco y otros narcóticos

Todas las mañanas al subirme al tren, estación Hato Rey claro, observo con curiosidad a la gente. En la Milla de Oro siempre neva, me he fijado. Antes pensaba que era el sol quien con sus rayos blancos arropaba las oficinas ejecutivas que circundan mi apartamento, pero no es así. Les cuento, sucede que uno de esos días rutinarios iba yo corriendo a la estación; tenía prisa. El viento soplaba de forma extraña y pequeñas nubes blancas se amontonaban sobre mi cabeza.
¡Qué raro!- pensé- Aquí con el sol que hace siempre y el cielo hoy lleno de nubes. ¡Como llueva me cago en to' lo que se mueve!
Las nubes poco a poco se fueron disipando, hasta que en el cielo quedó sólo una, la más blanca....
LLego al tren, paso la tarjeta. ¡Mierda!, no tiene fondos. Vuelvo a salir, intento meterle dinero, no me acepta el billete (El próximo tren hacia Bayamón llegará en 1 minuto / The next train to Bayamón araives in 1 minute) lo plancho, ahora lo coge. Vuelvo a pasar la tarjeta piiiiii estoy adentro. Subo las escaleras como alma que lleva el diablo, el tren ya está ahi y me escurro entre la puerta que casi me pincha.
¡Por poco se te va el tren!- dice una señora que ya estaba adentro.
¡Cállese vieja cabrona!- digo para mis adentros y me pongo el I-pod. Dentro del tren la gente parece extaciada. Cada quién está en su mundo y los que no, andan buscando conversaciones que muy pocas veces pasan de una mirada extrañada. Yo lo observo todo desde el asiento más distante, casi siempre con Gavin de fondo.
I don't want to come back down from this cloud- canta Gavin muy consciente de lo que pasa en mi entorno. Para esto ya hemos llegado a la estación siguiente... "Roosevelt".... dice una voz femenina y por allá algún persiado mira a todos lados para ver de donde sale la voz. Se abren las puertas, gente entra, entre ellos un señor muy elegante con un protuberante bigote blanco. Debe ser algún presidente o alto ejecutivo de algún banco, me parece. Sigo mirando la gente, más adelante hay una elegantísima señora de peinado alto y protuberante bigote blanco. Detrás de ella un universitario riopedrense, supongo, con los pies trepados en ¡Alto! ¡¿Una señora con prutuberante bigote blanco?! WTF???
Algo aquí está pasando...... "Domenech".... la voz, alguien mira. La señora se baja. Entran tres ejecutivos y dos policias, todos ellos de protuberante bigote blanco. ¡Un momento!- estoy confundida. Vuelvo a mirar al señor presidente del banco, ¡Pero qué pasa!, su bigote está a medias y veo como se relambe el lado restante....
Me vuelvo hacia la ventana y veo la Milla de Oro pintadita de blanco. ¡Estos americanos son la ostia-escucho que dicen- ya hasta lograron que nevara en Puerto Rico! ...."Piñero"..... otra vez la voz, alguien mira. Yo vuelvo a observar a los bigotudos que se paran. Veo como todos a la vez se pasan la lengua por debajo de la nariz y en un baile sincronizado todos respiran profundo como si de una alergia se tratase; cojen su maletíin y se van.
Esta vez no entra nadie, nos hemos quedado el universitario y yo sólos..."Universidad"... la voz, nadie mira. He llegado....