6/30/2007

En la casa todos duermen a las doce






Todos a sus camas cuando dieron las doce. Todos los cuartos cerrados a llave, por si algo más intentaba entrar.




Estela fue la última en salir del baño, ya todos dormían; o eso creyó. La puerta de su cuarto era la única abierta , el pasillo parecía un largo corredor de hospital; el baño le quedaba lejos. Tomó sus cosas y corrió hasta su cuarto. En el fondo una puerta se abría, Estela no pudo mirar más para atrás. Cerró la puerta. Sintió unos pasos. Una hora más tarde abrió los ojos y vió que estaba muerta.




Susurros de muerte, olor a carne cruda y mutilada. Tenía un gancho oxidado atravesándole la yugular. Estela no podía gritar. Todos duermen en la casa, nadie respira. La puerta del baño está abierta. Se escuchan pasos de vez en cuando. Nadie escucha, ni siquiera Estela. En la casa todos duermen a las doce en punto.




El baño es el lugar más peligroso de la casa, jamás seas la última en bañarte. En la oscuridad viven cosas ajenas a nuestra realidad. No te tardes, Estela, no te tardes.




Una mano te tocó la espalda en la bañera. Abristes los ojos, mirastes de prisa, no vistes nada. El agua caliente se acaba. Te sales de la ducha y ves el vapor flotar en el espejo. Afuera alguien tira una puerta. Das un salto, miras que la puerta esté cerrada. Ese día se te olvidó ponerle llave. Algo en el espejo no está bien. Sientes que alguien te observa, sientes miedo de quitarle la vista al espejo. Hoy eres la última en bañarte.




Desde muy niña te daba miedo el espejo en el baño. Tu abuela te decía que un espejo era el portal a otros mundos. De allí salen cosas malvadas, ten cuidado, nunca seas la última en bañarte. La abuela murió de un ataque de pánico. Hoy lo recuerdas; y sientes un escalofrío correr por tu espalda. Miedo de quitar la vista y encontrar otra cosa al regresarla, nos pasa a todos; miedo de lavarte la boca, de frotarte la cara con agua. Es un miedo instintivo, porque sabes que hoy te toca a tí.




Así que recojes tus cosas, y corres del lugar más peligroso. Una nube de vapor te sigue los pasos, y logras llegar a tu cuarto, donde hace media hora te espera la cama. En la casa todos duermen a las doce en punto, tú lo sabes. Escuchas que se tira una puerta, en la casa todos duermen. Pasos acelerados, te revientan la yugular, caes reonda al suelo olorosa a jabón perfumado. Despiertas de una vez, abres los ojos... Estela murió de un ataque de pánico.

6/09/2007

Cuando era mujer...


Anda que te quiero ver. Y retiró con sus manos el camisón que llevaba puesto, poco a poco, para no lastimar mi pudor. Así, lentamente, sentí sus manos bajar por mis hombros. Cerré los ojos y respiré profundo.

El verano pasado me diagnosticaron cáncer de seno. Me dijo el doctor que había encontrado varios nódulos alojados en mi seno izquierdo después de una mamografía. Que aquello no era nada para preocuparse, pero que aún así debía hacerme unos estudios de rutina; y de una vez realizarme una biopsia. Esa noche lloré desnuda frente al espejo acariciando mi pecho izquierdo, de espaldas a la cama. Los siguientes meses recibí quimioterapia para combatir el cáncer. Se me calló el pelo en las cejas, los brazos, las piernas y la única evidencia de cabello en mi cuerpo la conservaron mis pestañas. A mi esposo le pedí que me rapara la cabeza, lo hizo llorando, y yo al final no pude más. Luego vino la radioterapia y sentí que cada onda de radiación me quemaba un segundo de vida. El día 12 de octubre entré al quirófano. Decía el doctor que el tratamiento había dado resultado aunque todavía quedaba amputar el seno. Que si luego quería una operación de implantes, el plan lo cubriría todo. Y terminé hecha media mujer.

Todavía estás guapa. Y me besó. Su mano acariciando mi pecho plano, donde ya no quedaba nada, sólo una cicatriz grotesca, donde faltaba un pezón. Era la primera vez que lo dejaba verme desnuda luego de la operación. Y ahí estaba él diciéndome que me veía guapa. Como cuando era mujer.