2/08/2009

Daniela no dejó de mirar las estrellas


Daniela no dejó de mirar las estrellas. Dormida bajo un pedazo de cielo gris, miraba con los ojos cerrados infinitos puntos distantes de otros cielos que nos verían, tal vez, a nosotros también como a una estrella. Todas las noches soñaba que al final de la tarde, cuando se levanta la cortina crepuscular, ocurría una explosión. Y millones de trozos en el firmamento corrían veloz a buscar distancia, huyendo como estrellas fugaces, esparciéndose… Luego pasaba Ares en su carro de oro, y una a una las iba recogiendo.